Otro tiempo de relax -Zack-

Había tomado tranquilamente las clases del día. Bastante estresantes, por supuesto. Me incomodaban varias cosas en el aula, como que mi gemela hubiera escogido un lugar diferente al de la semana anterior, lejos de mí. ¿Le había hecho algo? ¿Sería por aquel accidente en el campo de Quidditch por el cual ella se había fracturado cada pequeño hueso de su cuerpo? Pero realmente no me parecía que yo fuera la causante de su distancia. Igualmente ese tema se había arreglado, ella volvía a estar a mi lado, aunque también la notaba algo distraída. Luego debía intercambiar algo de palabras con ella. Extrañamente este no fue nuestro mejor año, como contrario de lo que yo creía. Creí que con el tiempo nuestra relación crecería cada vez más... ¿Quizá este era el tope? Seguramente... Debía conformarme con cómo me llevaba con ella y dejar de quejarme interiormente. Tal vez disfrutar el tiempo que me quedaba antes de que ella se enterara de lo que me sucedía con un Leoncito.
Otra de las causas de mi estrés, ese Leoncito. Sebastian Lekke, con quien me había cruzado veces antes y solo había podido ignorarlo/atacarlo. Así tenía que ser, yo era fuerte, él no me ablandaría el corazón. ¿Por qué debía de hacerlo? Él no es nadie más que otro del montón de los inútiles de Gryffindor, por más que sus ojos me hipnotizaran y sus manos quemaran ante nuestro contacto, por más que mi corazón latiera incontrolablemente frente a él y que mis oídos sintieran la caricia de su voz, sus palabras que solo buscaban confundirme. Por más que él intentara burlarse de mí, yo siempre encontraba algo para retrucarle. Lo malo era mi torpeza frente a él, no podía hacer nada contra eso. Tampoco contra el suave rubor en mis mejillas que me inundaba al mirarlo un ratito de más.
A mi oído se sintió gruñir a Tim Tim. Eso me hizo pensar que pudiera oír lo que pensaba, lo que no sería raro. Saliendo del callejón Knockturn cualquier cosa podría ser posible. Lo malo sería que lo que empezara a saber esta serpientita llegara a otros oídos. Sería mi fin. Aunque mucho no me importaba. ¿Ser desterrada de la familia por gustar de un Leoncito? Podría pasar. ¿Qué haría yo? Me llevaría lo que me quedara de orgullo a otra parte. Si es que me dejaban viva... -¿Y tú irías conmigo?- Le pregunté a mi mascotita. Ella negó con la cabeza. -Qué poco fiel.- Sentencié. Era una broma, pero ella volvió a gruñir. Con el tiempo me iría ganando su confianza... aunque se dice que las serpientes son traicioneras. De todas maneras la puse entre mis brazos y acaricié su suave peluche plateado. Reí sola, en medio del pasillo. "Las serpientes no tienen cabello, ignorante." Le había gritado al Leoncito allí en la casa de los gritos. Ahora había una que sí. Y me encantaba por ser única. Luego de mis agudos pensamientos que taladraban mi mente, recién comenzaba a relajarme. Y sería mejor todavía si alguien se dignara a distraerme por un rato.

Me encontraba conociendo el colegio. Había sido expulsado de Dumstrang por herir a un compañero y dejarlo practicamente sin vida. Pero lo merecía un sangre sucia no tenía derecho a insultar a mi familia. Acostumbrado al frío clima de Durmstrang allí me sentía como en el infierno. Por eso al ver que transitaba un pasillo desolado decidí quitarme mi camisa y llevarla al hombro. No había nada interesante en Hogwarts, *debería haberme anotado en Dumstrang* Pense para mis adentros, allí está lleno de lindas francesas.
Me encontraba perdido en mis pensamientos cuando escuché unos fuertes pasos cerca mío y decidí ir a investigar. Una fuerte risa provino de donde momentos antes se escuchaban los pasos y corrí hacia allí.
En el medio del pasillo se encontraba ella, tan hermosa como siempre. Con su uniforme de slytherin que me había mostrado orgullosa cuando eramos pequeños. Millones de historias sobre su escuela me contaba, y yo pensaba en lo distinto que era a Dumstrang donde la educacion era cruel y estricta. Nuestras familias se conocían hacía decadas, y eramos amigos incondicionales por aquel motivo. Tantos recuerdos tenía con ella y su hermana. Al parecer no se había percatado de mi presencia, por lo que decidí sorprenderla abrazandola por detras. Antes noté aquella extraña bufanda de piel que tenía en su cuello.*no recordaba que tubiera tan mal gusto para vestir*
-Princesita-Le susurré al oído al momento de abrazarla. Así era como la llamaba yo de pequeños, yo era el dragoncito y anahi la brujita. Y es que así eran sus personalidades Anahí era mala y oscura en cambio Nahir siempre mostro gran sencibilidad a pesar de ser una Malfoy.

Y por suerte uno de mis pequeños deseos se había cumplido, y de la mejor manera. ¿Quién mejor para distraerme que mi viejo amigo Zack? Las cosquillas recorrieron mi cuello. Había reconocido su voz al instante y la piel de sus manos tan bien conocidas en mi estómago. Me había abrazado varias veces así, cuando estábamos a solas. Muy pocas veces, a decir verdad. De pequeños siempre jugábamos con Anahí, mientras nuestros padres hablaban de cosas del trabajo. Corríamos por el inmenso jardín de la mansión Malfoy, encontrábamos cada vez criaturas más grandes escondidas a la vez que nos íbamos alejando. Y volvíamos en la noche, todos rasguñados, llenos de tierra. Él se quedaba por varios días durante las vacaciones, antes de volver a Dumstrang. Hasta pasó unas vacaciones en que fuimos algo así como novios, a escondidas... Cosa que nunca entendí bien, si nuestros padres estarían orgullosos de que mantengamos el linaje de la sangre pura. Pero yo había decidido que realmente no lo amaba, lo prefería como amigo. Y así quedamos.
Este era su primer año en Hogwarts, y estaba en slytherin, por supuesto. Sin embargo estos primeros días aún no había podido intercambiar muchas palabras con él.
Aflojé sus manos para poder girar y sonreírle al mirarlo a los ojos. Me brindaba algo de calma. -Dragoncito.- Le susurré yo. Me invadieron las ganas de abrazarlo. Yo me estaba volviendo demasiado frágil... o eso parecía. ¿Qué significaban esas ganas de abrazarlo y contarle todo lo que anteriormente estaba pensando? Llorar en sus brazos y escuchar alguno de sus consejos como siempre que yo le contaba algún pequeño secreto. Pero el de ahora ya no era pequeño. Era importante, pero no podía confiarselo a nadie.
Tim tim descendió hasta mis brazos, y al mirarla observé que mi amigo no tenía la camisa puesta. Olvidé mis demás problemas, fingiendo otra sonrisa algo pícara ahora. -¿Con calor?- Le bromeé. Acostumbrado al frío Dumstrang, por supuesto que una temperatura aún menor que 12º le provocaría calor. -No deberías andar así... Con lo bien que te queda el uniforme. Y además, puede que captes la mirada de gente indeseada.- Terminé, rodeando los ojos en la última palabra.

Sonreí al escuchar su comentario.
-Gente indeseada? sangres sucias tal vez?Me cruce con un par de leoncitas... son muy lindas-Le comenté guiñandole un ojo, notando que mi comentario le afectó. Sabía que no eran por celos, lo nuestro había acabado ella me lo había dejado muy claro.-Aunque por lo que veo las serpientes no se quedan atras-Le dije coqueteando un poco. Si eran celos los aprovecharía, despues de todo jamás había dejado de quererla. Sólo había aceptado ser su amigo para respetar su decision, peor si por mi fuera... en aquel instante la tendría entre mis brazos. Vi que un calido rubor asomo sus mejillas y le sonreí de lado como respuesta.
-Y tu que me dices...rompiendo corazones por aqui?-Pregunte acercandome un poco pero aquella extraña cosa peluda que se movía me miró desafiante y decidi guardar distancia.

Su sonrisa terminó por relajarme, siempre me gustaba que alguien me sonriera. Alguien más que mi hermana, por supuesto. Con ella era casi normal, teníamos sonrisa de todo tipo para entendernos. Pero con su comentario luego volvió a mi mente el rostro del leoncito que me mantenía cada segundo pensando en él. Hasta el color de ojos y cabello de Zack se transformaron en los del leoncito, al igual que los rasgos de la cara, y me lo imaginé guiñándome el ojo. Por eso volví a bajar la mirada, lamentablemente sonrojada. Luego volví a mirarle a los ojos, volvía a ser Zack. Y el rubor aumentó cuando capté inmediatamente su comentario sobre las serpientes. Otra de sus sonrisas acarició mi corazón. *¿Yo rompiendo corazones? Quizás uno. Y no sabrás nunca de quién.* -Prefiero basar mi vida en el estudio para ser alguien luego. ¿No es mejor?- Comenté, dedicándole una pequeña sonrisa.
Sentí que la presencia de mi mascota lo incomodaba. Debía saber que siendo él un frío Slytherin de poco sentimiento le caería bien a cualquier serpiente, pero de todos modos me despedí mentalmente de Tim Tim y le ordené ir a mi habitación. Ahora me sentía más libre. No me importaba que estuvieramos en medio de un pasillo, estábamos casi solos. Y tampoco me importaba que él no llevara su camisa, de todos modos lo abracé por la cintura. -Te he extrañado, dragoncito.- El abrazo fue pequeño. Hacía mucho tiempo que no lo hacía, y me resultó como si fuera algo totalmente nuevo. -Te has ejercitado mucho últimamente. Ya más que un dragón pareces... Bueno, no sé si existirá algo más grande y de más presencia que un dragón. Así que sigues siéndolo.- Resolví. Me dieron ganas de despeinar su cabello, para dejar de parecer tan expresiva y volver a ser un poco divertida. Así que lo hice, a la vez que me preparaba para su venganza por eso.

*Estás mintiendo Nahir, que pasa?*Pensé cuando me comentó que se encotraba en busca del saber y no de los chicos. Inmediatamente comprendí lo que sucedía, mi amiga no se encontraba celosa de mi, simplemente tenía algun otro chico en mente. Y aquella sonrisa triste me hizo pensar que aquel chico no le correspondía. Pero decidí no preguntarle, esperaría a que ella decidiera contarme lo sucedido.
Aún me encontraba centrado en mis pensamientos cuando noté que ella me abrazaba, para mi degracia el hecho de estar pensando me hizo parecer seco, de modo que ella se separo al instante de aquel abrazo. Quise explicarle o volver abrazarla, pero un comentario sobre mi musculatura interrumpio mis intenciones. Reí al escuchar lo que decía sobre los dragones y aún mas al notar que despeinaba mi cabello. Decidí dejar la venganza para mas tarde y aprovechando que aquel animalejo se había ido me acerque rozando nuestros cuerpos y le susurré.-Y vos mas que una princesa estás hecha una reina- Nuestra distancia era casi nula, y podía sentir el suave contacto con su uniforme en algunos sectores de mi cuerpo. Sentí un delicioso aroma provenir de su cuello, el cual reconocí al instante.
-Sigues utilizando la misma marca de perfume que te regale para tus quince-Le exclamé contento ante el hecho de que ella había decidido utilizar un regalo mío como sello personal. Olía tan bien, pero no era solo el perfume sino que su piel ya tenía una fragancia esquisita y llamativa para mi.

Había logrado hacerlo reír, y eso me daba un poco de la confianza que estaba perdiendo. Luego se acercó, y un poco de miedo me invadió. Pero era un miedo que podía soportar. ¿Qué tenía de malo que mi amigo estuviera tan cerca de mí? Sería peor si yo estuviera contra la pared, o contra el piso. Se me escapó una pequeña risita cuando oí su cumplido. Y entrecerré los ojos preguntándome por qué aún no se había vengado. Lo ví cerrar los ojos durante un segundo y respirar profundamente. -No es que haya pasado mucho tiempo... un año y medio, nada más.- Pero sí, continuaba utilizando el mismo. Me encantaba, y a él también, y era lo menos que podía hacer para recordarlo estando a kilómetros de distancia. Me pregunté si de alguna manera el leoncito alguna vez competiría contra Zack. Y por ese maldito pensamiento mi rostro se ensombreció. Ya me imaginaba a Zack con una sonrisa radiante, apuntando al pecho de Sebastian Lekke antes de que una luz verde saliera de su varita. Coloqué una de mis manos en el abdomen de mi amigo y lo empujé un poco hacia atrás, simulando que la expresión de mi cara era por su cercanía. Negué con la cabeza, intentandome convencer de que eso jamás pasaría. Luego mi mano inconscientemente recorrió uno de sus brazos y se topó con algo plateado en su muñeca. -Y tú continúas usando mi pulcera. Lindo detalle.- Le dije sonriendo un poco. Comenzaba a preguntarme si no sería más facil darme una oportunidad más con Zack y dejar de lado a lo imposible. Pero no. Las oportunidades nunca me habían servido, así que esta vez ni lo intentaría. Quise cambiar un poco el tema. -¿Qué tal te está tratando Hogwarts?-

Sentí que ella me corría hacia atras y no pude ocultar mi cara de disgusto o tristesa.Aunque Sonreí un poco al notar que ella comentaba de mi pulsera. Me la había regalado cuando estabamos juntos y no me la había quitado hasta entonces. Cada noche en Dumstrang pensaba en ella, en lo hermoso que sería estar en aquel magico colegio que tanto me mencionaba. Y allí estaba yo, pero por alguçna razon las cosas no resultaban como yo esperaba. Nahir me miraba con cariño, pero con el cariño que se le puede mostrar a un hermano. Y en cambio yo estaba completamente enamorado de ella.
-Hogwarts?m bien, es algo calido-Comenté riendo un poco ocultando el hecho de que me había dolido su accion de separarme, de mostrarme que ya no le interesaba mas que una amistad. Acomodé mi cabello mientras aún la miraba y recordé que debía vengarme.
-Mmm.. que es eso?-Pregunté haciendola voltear accion la cual me dió la posibilidad de abrazarla por la cintura y depositar en su cuello un pequeño beso. Sentí un dulce temblor en su cuerpoo y vi que sus ojos se habían cerrado a causa del placer.
-Siempre tan sencible pequeña princesa, no debiste despeinarme-Le susurré al oído y me separé. Sabía que aquello le molestaría pero yo deseaba hacerlo y la venganza era una excusa perfecta para evitar un reproche de su parte.

Lo observaba medio perpleja. Había extrañado mucho sus actitudes de chico normal. Estuve a punto de cargarlo cuando se "peinó", diciéndole que seguía estando igual, pero no llegué porque me dió curiosidad que mirara detrás de mí y me preguntara "qué era eso". Volteé, y lamentablemente volví a sentir sus manos en mi estómago, y peor aún, para terminar de confundirme, sus labios en mi cuello. Fue pequeño, pero había logrado que cerrara los ojos y que el mismo temblor de siempre me invadiera. Estaba bien. Comprendía que esa era su venganza. Él sabía muy bien que esos dos lugares eran los puntos débiles en mi cuerpo. Suerte que no sabía que lo siguiente luego del cuello y la panza eran los labios.
Me giré otra vez, alzando los hombros. -Realmente no ví ni sentí nada. ¿Qué era?- Le pregunté, haciendo como que ignoraba lo que había sucedido antes, en forma de otra pequeña venganza. Luego reí. -Bueno, esto es una temperatura normal para mí. No es nuestra culpa si tienes la sangre tan extremadamente fría. ¿Así que te echaron de tu preciado colegio, eh?- Le pregunté, volviendo a tornarme amable. -¿Qué te había hecho el pobre?-

Co desagrado escuche su comentario de no sentí nada, pero sabía que no era cierto. Su rostro y cuerpo no lo habían podido ocultar. Lo había disfrutado tanto como yo. Sin embargo no volví a intentar nada, un rechazo era mas que suficiente para una noche... o tal vez no, y solo debía esperar el momento preciso.
Escuché que nuevamente ella me cambiaba de tema de modo que decidí seguir el hilo de aquella conversacion.
-Yo no soy frío, será que aqui son demasiado calentones-Exclamé riendome y sentandome en el suelo contra la pared, haciendole se´ñasde que se sentara junto a mi.-Y que me hizo?bueno pues... critico a mi familia y a...a alguien muy especial para mi-Le conté arrepintiendome de lo ultimo que dije. Que le diría si ella preguntaba quien era aquella persona?le diría simplemente a vos, porque sabes? a pesar de que deicdimos ser amigos, sigo muerto por vos, y cada noche miro la luna y veo tu pprecioso reflejo en ella.

-Por más que no me lleve bien con tres de las cuatro Casas de este colegio, sabes bien que me considero perteneciente a este mismo, y sabes bien que no tengo nada de "calentona".- Le retruqué, entrecerrando los ojos. Luego se sentó contra la pared, y su rostro se tornó algo serio. Y hasta parecía tierno, ahí en el suelo, con su impecable camisa blanca en el hombro. Yo me había cruzado de brazos, pero noté que lo que iba a contarme no sería muy divertido... lo presentía. Por eso me senté a su lado sin decir más palabras y lo oí interesadamente. ¿Alguien muy especial para él? No quería saber quién era. Lo estaba observando, manteniendo una mano bajo mi mentón, pero luego de eso no pude mantenerle más la mirada. Sentí una punzada en el corazón y bajé la vista. Mis ojos se cristalizaron. -Deberías comenzar a mirar... otras chicas.- Susurré. ¿Un nuevo problema, luego de todos los que ya bombardeaban mi mente? -¿Aún no me has superado?- Pregunté, volviendo a mirarlo. Siempre había sabido que los exs no podían ser amigos, pero solo quería intentarlo. Y al parecer había fallado.

Ví como su mirada se tornaba triste ella no estaba interesada en mi, y yo solo estaba logrando lastimarla. Mire al suelo un instante y suspiré. No deseaba mentirle, pero si eso era lo necesario para que ella fuera feliz, lo haría. haría cualquier cosa por verla felioz, incluso si ella me lo pedía me cambiaria de colegio, iria de rodillas a pedir la reinscripcion en dumstrang o sería el primer hombre en la historia de beauxbotons.
-La verdad es que...me enamore de Anahi, no quería que te enteraraspero, es la verdad-Le dije mirandola a los ojos. Siempre había sido bueno para las mentiras, pero nunca había sentido lo que sentía en ese momento. Un fuerte dlor en el pecho y una fuerte culpa. pero era para protejer a la mujer que quería.

Varios sentimientos se pasaron por mi corazón en ese momento. ¿Alivio, tranquilidad, felicidad, tristeza, rabia, celos? ¿Anahí? Él siempre criticaba que ella fuera tan dura, y siempre me decía que le gustaba que yo fuera algo "tierna" con él. Y los miles de momentos en que me había jurado su amor eterno volvían a mi mente y eran expulsados fuera, machucados y triturados. Pero a la vez era un alivio. Por lo menos la imagen de un Sebastian muerto ya podía desaparecer totalmente del panorame.
Dejé que el tiempo pasara en silencio. Luego, una vez totalmente calmada, volví a mirarlo y despeinarlo suavemente. -¿Probaste hablar con ella?- A todo esto me había olvidado de preguntarle qué fue exactamente lo que el otro le dijo, pero no tenía sentido. Yo hubiera reaccionado de la misma manera si alguien criticara a mi familia, o lo criticara a mi amigo. Y sería un poco más cruel, lo haría sufrir antes de matarlo.

Sentí su silencio el cual aproveche para pensar. Rayos anahi? no podía simplemente inventar a alguien? Era increible que nahir me creyera, yo jamas estaría con anahi. La queria si, pero no podía verla como una joven apasionada,, de hecho siempre creí que ella era el tipo de chicas que estaría con alguien con interés. Jamas se enamoraría de eso estaba seguro.
-Sabes como es ella, me rechazaría, me acostumbre a pensar en que es un amor imposible-Le repondí pensando en lo que sentía por ella en realidad.-Cuando pienso en Anahí soy muy feliz, vivo pendiente de queella esté bioen, la verdad es que la amo. Pero sé que ella no estará conmigo, solo espero que encuentre alguien que la haga feliz, que la meresca. A una persona tan maravillosa y hermosa; a la persona que mas felicidad me otorgo en la vida, y no la supe aprovechar.-

Lo que decía me erizó la piel. Ahora volvía a recordar por qué yo había sentido algo más por él alguna vez, pero también me daba cuenta de que era mentira y él solo pensaba en Anahí. Claro. Me había conquistado a mí sabiendo que Anahí era imposible, pero le consolaría ver que por fuera ella y yo eramos iguales, quizá. -Superficial.- Susurré muy bajo, dándole más coherencia a mis pensamientos. Dejé de despeinar su cabello. -Quizás tienes suerte y te eligen para casarte con ella. ¿No crees? Será este mes... o el otro. Pero ya es tiempo de que lo arreglen nuestros padres. Eres un buen candidato.- Sentencié, algo seca, al tiempo que me levantaba y lo invitaba a tomarme la mano para levantarse. Por más que comenzaba a comprender varias de sus actitudes, volvía a tener ganas de abrazarlo. Él me había contado sus cosas, y quizás podría ser una oportunidad para contarle las mías.

Escuché las palabras que me decía y como se clavaban como dagas en mi corazon. Yo no quería eso, no esperaba que anahi fuera mi esposa, y cada dia que estube enamorado de nahir no solo fue por su belleza sino tambien por su carisma e inteligencia.
Agrré la mano que ella me había tendido para ayudarme y me paré. me sentía muy mal, le había mentido, pero despues de todo eso era lo que ella quería. Que yo la olvide, y aunque sabía que para mi eso sería imposible; estaba dispuesto a hacerselo creer para que fuera feliz.
-Sabes, mis padres podrían comprar el compromiso, pero jamás podré comprar su corazon.-Le exclamé hacercandome nuevamente agarrandola de la cintura y mirandola a los ojos-No sabes lo que daría por ver amor, en los ojos de la persona a la que amo.-Le susurré, parte de mi quería que ella se diera cuenta de la farsa, pero por otro lado sería inutil, estaría en iguales condiciones que hacía unos minutos.

Sus palabras continuaban confundiéndome, me parecía creer que varias de ellas eran para mí, quizás todas, pero a la vez prefería creer que era una mentira. También sentía un poco de celos por Anahí ahora, Zack era un chico con todos los atributos que a mí me conquistarían y ella que lo tenía lo rechazaba. Sin embargo quise dejar a un lado esos pensamientos felices que tenía junto a Zack, una mentira, quise olvidarlo todo y comenzar una cuenta nueva. Le dediqué una pequeña sonrisa. Ahora su extremada cercanía no me molestaba tanto, por lo que volví a abrazarlo y me quedé un buen rató ahí, en silencio. Era un silencio absoluto en ese pasillo. Inconscientemente dibujé una figura en su espalda mientras lo abrazaba, algunos círculos y líneas que no tenían ningún sentido. Eran solo una caricia.
Comenzaba a acostumbrarme a su nuevo cuerpo, más grande y poco más cálido que antes. Pasado ese rato, que me pareció una linda eternidad, me separé un poco. -Bueno, creo que demasiada demostración de afecto por hoy.- Terminé de separarme y volver a regalarle una sonrisa. -¿Crees que me permitirían hacerme alguna mecha de color en el pelo?- Pregunté cambiando abruptamente de tema. Ni siquiera sabía por qué eso se me había venido a la mente, pero luego me pareció divertido y desestresante.

Cuando me abrazó y acaricio, una sensacion hermosa invadió mi cuerpo. Aquella energía electrizante no paraba de recorrerme de los pies a la cabeza. Deseaba decirle que la amaba, besarla, como en aquellos días en que fuimos pareja. Pero ya se había acabado, ella no volvería a ser mia. Noté su frialdad al dejarme de abrazar y decirme que ya era suficiente. Parecía que olvidaba la calidez con la que nos juntabamos antes.
-Mechas?mmm te verías perciosa, siempre te ves preciosa-Le dije sonriendole. En verdad me agradaba la idea de mechas, la haría ver tan unica.

Sonreí por su comentario. Estaba acostumbrada a oir eso de mis compañeros de Slytherin, pero sonaban con mucha más potencia desde su boca. Tomé mi varita, un mechón de mi pelo, y lo teñí de azul. Había estado practicándolo en una peluca que había comprado. Luego una sonrisa traviesa se pasó por mi cara. En un movimiento rápido me coloqué detrás de él y le teñí partes de azul en su cabello. Siempre me encantaba molestarlo con esa parte de su cuerpo, sabía que él tenía algo de obseción con su pelo.
-Mejor así. Se irá cuando te bañes.- Le dije rodeando un poco los ojos. No se iría totalmente, le quedaría medio verde. Volví a ponerme delante de él sonriendole mucho. -Déjatelo por mí.- Le pedí, ya que simplemente él podía tomar su varita y lanzarse algo para quitarse el azul. -Bueno, ¿Quieres hacer algo?-

Vi lo bien que le quedaba al azul y sonreí. Por lo visto no solo el verde le sentaba excelente. Vi que un brillo especial recorría sus ojos y temí al ver que se abalanzaba detras mío. Una extraña sensaion recorrió mi cabelo y supe de inmediato a lo que se refería ante su comentario.
-Tengo el pelo azul????-Le grité algo enojado. Ella sábía cuanto cuidaba yo mi pelo, cuan orgulloso estaba yo de él. Ademas la tintura no era para los hombres, si mis autoridades en dumstrang se enteraran...Aunque pensandolo bien en dumstrang ya no tenían autoridad sobre mi, despues de todo me habian expulsado de por vida.

-Un poco.- Le respondí sin miedo a su exclamación. -Bastante atractivo diría que te queda.- Comenté sonriendo más. Me quedé mirándolo en silencio luego. Una lástima que ya no sintiera cosas por él, y otra lástima que mi corazón solo quisiera esperar al leoncito. También pena que a Zack le gustara mi hermana, pero así eran las cosas y se tenían que aceptar así también. -¿Quieres salir a los terrenos... u algún otro lugar?- Le pregunté, porque realmente me estaba agobiando ver solo un pasillo a los lados.

Decidí desistir, no valía la pena enojarme por el teñido. Se saldría con los lavados o tal vez esa noche me lo quitaría con magia. Pero en ese momento quería darle todos los gustos a ella.
-Mm... en unos minutos hay una salida a hosmeade, te invito a tomar algo, quieres?ademas.. no conosco hosmeade y se oye interesante-Le comenté sonriendo y esperando que ella aceptara. Tambien esperaba que Nahir me dijera a donde podría llevarla ya que no conocía el lugar y por lo tanto no sabía si había un buen lugar donde tomar algo.

-Vayamos.- Respondi automáticamente. Tomé su mano para guiarlo en el camino. -Solo sígueme..- Comenté, al comenzar a caminar. Sin querer el pasillo se tornó de otro color para mí. Vi luces, imaginé hojas secas en el piso, y el aroma a otoño inundó mi nariz. Y yo sonreía, tomada de la mano de Zack, como en aquellos viejos tiempos de los que aún quedaban estos vestigios en mi memoria. Lo extrañaba un poco, pero ya era pasado. Sacudí la cabeza, sabía que eso era solo una imaginación, y que estaba caminando de la mano de Zack pero por los sombríos pasillos del colegio, en medio del asqueroso olor a humedad de las paredes. -Luego me tienes que contar cómo esta tu familia.- Le dije quitandole importancia a lo que me había ocurrido antes, de seguro él no habría notado que yo no había estado en mí misma por unos segundos.